El precio de las fincas rústicas sigue en aumento: así varía según cultivos y provincias.
El campo español es vasto y diverso. De hecho, el 88,8% de la superficie del país está clasificada como suelo rústico, lo que representa un total de 50,6 millones de hectáreas. Esta extensión de terreno genera una gran diversidad en la oferta, haciendo que su valor varíe según su uso principal y localización. Entre el suelo más barato y el más caro en España, la diferencia supera los 273.000 euros por hectárea.
El precio más bajo se encuentra en los pastizales de Huesca (Aragón), con un valor medio de 908 euros por hectárea, mientras que el más elevado corresponde a la platanera en Santa Cruz de Tenerife (Canarias), con 274.383 euros por hectárea en 2023, según la última encuesta del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Cabe destacar que esta es la primera vez que este organismo publica los precios del suelo agrario por provincias, debido a un cambio en la metodología, ya que anteriormente solo se ofrecían datos por comunidades autónomas.
Para determinar estos valores, se han utilizado cifras de transacciones inmobiliarias rústicas proporcionadas por notarios y registradores, convirtiéndose en una herramienta clave para analizar la evolución del mercado.
Los cultivos más caros y más baratos en España
Además de la platanera tinerfeña, los precios más altos se registran en los cultivos bajo plástico en Granada (245.256 euros/ha) y Almería (240.837 euros/ha), los cultivos subtropicales y tropicales en Málaga (129.038 euros/ha) y Granada (115.161 euros/ha), y los cultivos bajo plástico en Murcia (108.651 euros/ha). Todos estos cultivos comparten características particulares: están determinados por el clima, la orografía y la composición del suelo.
Aumento de la compraventa de fincas rústicas en 2024
El interés por el suelo rústico se refleja en el incremento de las transacciones. La compraventa de fincas rústicas creció un 4,3% en 2024 respecto al año anterior, alcanzando las 155.876 operaciones, según el Instituto Nacional de Estadística. Los expertos prevén que esta tendencia continúe al alza por varios factores.
Uno de los principales impulsores es el inevitable relevo generacional en el campo español, debido al envejecimiento de los propietarios de explotaciones agrarias. Actualmente, el 41,3% de los agricultores y ganaderos tienen más de 65 años.
«Este fenómeno está generando un aumento en las transmisiones de fincas por herencia o partición, lo que incrementa la oferta de propiedades disponibles y crea nuevas oportunidades para los compradores», señala Regino Coca.
Interés inversor en el mercado de suelo sústico
El mercado de fincas rústicas está atrayendo tanto a compradores particulares como a grandes inversores. «Son estos últimos quienes están impulsando las operaciones más grandes», explica Coca.
Dentro de este grupo se encuentran empresas especializadas en el sector agroalimentario, que buscan aumentar su extensión de tierras, así como family offices que ven en la inversión en tierras agrícolas una oportunidad de diversificación patrimonial con retornos atractivos.
También está creciendo la participación de inversores institucionales. «La convergencia de grandes especialistas en forestry y agricultura está impulsando el crecimiento de una nueva industria basada en la inversión en capital natural. Estos fondos cuentan con elevada capacidad financiera y acceso a mercados globales, lo que les permite poner en valor fincas adaptándolas a las últimas tecnologías y variedades de cultivo para hacerlas más competitivas», comenta David Trujillo, director de Agribusiness & Rural Advisory en Savills España.
La revalorización del suelo rústico tras la pandemia
El interés por el campo se disparó tras la pandemia, cuando muchas personas comenzaron a valorar más el contacto con la naturaleza y el aire libre. Este fenómeno impulsó la compraventa de fincas y el precio del suelo agrario. Entre 2020 y 2023, el valor medio de la hectárea aumentó 960 euros en España, pasando de 9.007 euros en 2020 a 9.967 euros en 2023, lo que representa un incremento del 10,7%.
Las subidas más notables se registraron en la huerta (+24,2%), los cultivos tropicales (+20,5%), los cítricos (+17,2%) y las tierras de regadío (+13%). En cambio, el prado fue el único tipo de suelo cuyo valor disminuyó en este período (-0,3%). A nivel regional, las mayores revalorizaciones ocurrieron en Murcia (+28,7%), Madrid (+28,0%), Baleares (+19,5%), Castilla y León (+15,3%), Aragón (+14,6%) y Andalucía (+13,2%). En contraste, Cantabria (-11,8%) y el País Vasco (-2,1%) fueron las únicas comunidades autónomas donde el valor de la tierra disminuyó.
Desafíos y perspectivas
Actualmente, el mercado de suelo rústico se polariza entre grandes explotaciones agrícolas, ganaderas y forestales, y pequeñas fincas de recreo.
En el primer caso, la demanda se concentra en tierras con acceso a regadío, especialmente en Extremadura y Aragón. «Las fincas con agua y posibilidades de transformación son las más valoradas», afirma Cristina Arias, directora del Servicio de Estudios de Tinsa by Accumin.
El mayor reto del sector es la falta de financiación. En 2024, la firma de hipotecas sobre fincas rústicas cayó un 1,8%, hasta los 9.387 préstamos, marcando un mínimo histórico. «Esto afecta especialmente a pequeños agricultores y ganaderos, quienes dependen de estos créditos», advierte Juan Prados Edwards, fundador de Fincalista y CEO de Generandi.
Por ello, el sector podría apostar cada vez más por la financiación alternativa.
Fuente: Beatriz Amigot. Expansión